79% cultura

“La cultura es la suma de todas las formas de arte, de amor y de pensamiento, que, en el curso de los siglos, han permitido al hombre ser menos esclavizado…”
André Malraux

He escrito muchas veces sobre la necesidad de tratar a creadores y creadoras como trabajadores de la cultura, sean trabajadores de la música, del teatro, de la escritura… para poner de relieve que no se trata de una actividad altruïsta para pasar el tiempo sino de profesiones de las que estas personas viven, o pretenden vivir. Aplaudí en su momento, en septiembre de 2018, la aprobación por unanimidad en el Congreso de los Diputados del Estatuto del Artista. Y siempre puse de manifiesto la necesidad de pasar del papel y las intenciones a la realidad y a la practicidad. Pues bien, en solo un año, la Comisión Interministerial para el Desarrollo del Estatuto del Artista, constituida en septiembre de 2021, ha logrado o está a punto de lograr 46 de las 58 medidas que contempla el Estatuto del Artista, eso es un 79%. Algunas de ellas ya han iniciado su tramitación legislativa y otras están en vías de hacerlo en breve.

En solo un año, la Comisión Interministerial para el Desarrollo del Estatuto del Artista ha logrado o está a punto de lograr 46 de las 58 medidas que contempla el Estatuto del Artista, eso es un 79%

¿Y eso qué significa?

Pues bien, estamos hablando de medidas como la reducción de los tipos de retención a cuenta del IRPF para los artistas, en casos de rendimientos inferiores a 15.000 euros anuales, del 15% al 7%, que se aplicará tanto para rendimientos de trabajo, como para rendimientos de actividad profesional, incluidos los anticipos por derechos de autor. También se ha aprobado la reducción del tipo de retención del IRPF para los contratos artísticos de duración inferior a un año, que pasa del 15% al 2%; una medida que permitirá, por ejemplo, recuperar la retención reducida al sector de los figurantes.

Más ejemplos de medidas, en este caso en proceso: se ha iniciado ya el estudio y debate de una propuesta para adaptar el sistema de cotizaciones del régimen de autónomos a las especificidades de la actividad de los autónomos culturales. Porque la intermitencia de muchos profesionales de la cultura no es tanto de actividad, sino de ingresos; es habitual que estos profesionales alternen períodos de alta y de baja en el régimen de autónomos, para evitar el pago de las cotizaciones cuando no obtienen ingresos y no pueden hacer frente a los mismos, i así no pueden construir una vida laboral suficiente para tener derecho a prestaciones dignas de la seguridad social, estando condenados a la precariedad. La medida pretende adaptar el sistema de cotización al RETA de este sector, para paliar este problema.

Otra medida en proceso: han finalizado los trabajos para disponer de un borrador de texto normativo que recoge el acuerdo ya alcanzado con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para actualizar y completar la normativa de 2019 que regula la compatibilidad de las pensiones de jubilación con el ejercicio de la actividad artística y la percepción de derechos de propiedad intelectual. Desde 2019, solo se contempla la compatibilidad de la pensión de jubilación con los derechos de propiedad intelectual. Fruto de los trabajos de la Comisión Interministerial del Estatuto del Artista, antes de fin de año se publicará la norma que también extiende la compatibilidad a los perceptores de pensiones no contributivas con un tope máximo, alcanzando la medida a los sectores más vulnerables.

El trabajo cultural tiene algunas especificidades, como su intermitencia y, en parte, también su permanencia, y nuestras leyes, en cambio, están pensadas con carácter generalista y universal

Estos son solo algunos ejemplos que he querido recoger para que seamos conscientes de la precariedad en la que viven su profesión tantos y tantas artistas y de la necesidad de seguir avanzando en este camino. Estas medidas tienen como objetivo mejorar el estatus profesional de esos artistas, trabajadores de la cultura, ¿recordáis? Se trata de mejorar su protección laboral y social y dotarles de un marco jurídico estable adaptado a las particularidades de su desempeño. Porque como manifestaba el ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, “el trabajo cultural tiene algunas especificidades, como su intermitencia y, en parte, también su permanencia, y nuestras leyes, en cambio, están pensadas con carácter generalista y universal”. Totalmente de acuerdo, y por ello aplaudo los avances conseguidos en este primer año de funcionamiento de la Comisión Interministerial para el Desarrollo del Estatuto del Artista, que ronda el 79% de las medidas aprobadas en el documento de 2018. ¡79% cultura!

“Si hubiera más políticos que supieran de poesía, y más poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar un poco mejor.”

John F. Kennedy

 

Artículo publicado en Club Còrtum el 17/10/2022

Almudena

«Sin embargo, con el tiempo comprendí que la alegría era un arma superior al odio, las sonrisas más útiles, más feroces que los gestos de rabia y desaliento.» Las tres bodas de Manolita, Almudena Grandes

He tardado unos días en escribir este artículo porque necesitaba pensar y asimilar. Me indignó muchísimo la ausencia de Almeida y Villacís del acto en donde se nombraba Hija Predilecta de Madrid a Almudena Grandes. Aunque no me sorprendió porque las ausencias ya se dieron en su funeral y porque de hecho el alcalde de Madrid votó a favor de esa condecoración a cambio de que le aprobaran los presupuestos.

He tardado unos días porque no quería escribir un artículo lleno de odio y rencor.

La frase que encabeza este escrito me acompaña desde hace ya algún tiempo. ¡Es tan maravillosa! De hecho, es todo un posicionamiento de vida. Así que no, éste no va a ser un artículo de odio, sino de celebrar que en este país sabemos apreciar la belleza, en este caso la belleza de las palabras y el lenguaje, por mordaz que pueda ser.

«No existe caída más dura que la caída de una persona soberbia, ni un estupor semejante al que un soberbio prueba al caer.»

Almudena Grandes moría el pasado noviembre de un cáncer. Es considerada una de las grandes novelistas de nuestros tiempos. Y ha quedado más que demostrado con las muestras de cariño que tantos y tantas lectoras le han profesado desde entonces; en su funeral, en el acto de homenaje en la Feria del Libro de Madrid, en la proclamación de Hija Predilecta de Madrid, ¡y qué aplauso por favor! Yo no habría podido aguantar las lágrimas de emoción. ¡Y qué intervenciones! Las de Luis García Montero, la de Sabina… ¡Cuanta emoción! ¡Y cuanto amor!

Quizás, quizás, quienes se ausentaron deberían leer Las edades de Lulú y sabrían que «No existe caída más dura que la caída de una persona soberbia, ni un estupor semejante al que un soberbio prueba al caer. Tampoco existe, o al menos yo no lo conozco, un estímulo tan feroz como el que aprieta los dientes de una soberbia despechada.» ¡Si es que todo está en los libros! ¿Soberbia? ¿Incultura? ¿Desfachatez? ¡Qué más da! Ellos caerán. Almudena se queda entre nosotros para siempre.

No, este no es un artículo de odio ni de rencor. Este es un artículo de amor a las letras, a la literatura y a la cultura

Y en sus libros seguiremos encontrando preguntas que nos abrirán al mundo: «Yo creo que la literatura no tiene que ver con las respuestas, sino con las preguntas. Un buen escritor no es el que intenta iluminar a la humanidad, respondiendo a las grandes cuestiones universales que angustian a sus congéneres, sino el que se hace preguntas a sí mismo y las traslada en sus libros al lector, para compartir con él quizás no lo mejor, pero sí lo más esencial que posee. Desde este punto de vista, las certezas son mucho menos valiosas que las dudas, y las contradicciones representan más un estímulo que una dificultad.» Qué maravilloso ¿verdad? Y cuán mejor iría el mundo si lo aplicaramos a nuestra vida diaria todos y todas. Pues otra vez estamos de vuelta con Las edades de Lulú.

No, este no es un artículo de odio ni de rencor. Este es un artículo de amor a las letras, a la literatura y a la cultura, un artículo que reivindica, a través de las palabras de una de las grandes novelistas de nuestros tiempos, que leer es abrirse y abrirse es entender al diferente y aceptarlo e intentar entenderse con él o con ella.  

No. No voy a sentir odio ni rencor para quienes no han sabido estar a la altura de una de nuestras grandes narradoras. No. Porque ya les conocemos. Y al final, ya se lo harán ellos, y ellas, con su pequeñez y su estrechez. Nosotros a lo nuestro. Seguimos immersas en las palabras y en la buena literatura, en el lenguaje, porque «el lenguaje es la expresión del pensamiento. Solamente existe lo que podemos decir. Y sólo podemos pensar lo que podemos decir; aquello que no podemos nombrar con palabras no existe y tampoco puede ser pensado por nosotros» como se oía en boca de Almudena Grandes el día de su nombramiento como Hija Predilecta de Madrid; por cierto, la primera mujer en recibir este reconocimiento.

Celebremos la palabra y dejemos que nos abra al mundo, alejándonos de quienes lo quieren estrecho y pequeño.

 

Artículo publicado a Club Còrtum el 22 de junio de 2022

Treballadores de la cultura

Ja fa temps que tinc una obssessió. I em ve de gust compartir-la amb vosaltres, fins i tot corrent el risc que em prengueu per ximple o que penseu que estic d’allò més equivocada. Crec que hauríem de deixar de parlar d’actrius, músics, escriptores… i començar a dir les coses pel seu nom, treballadores del teatre, treballadors de la música, treballadores de la literatura… Sí, ja ho sé, d’entrada sona fatal, però tot és qüestió de temps, i costums, o no recordeu quan ens deien que no havíem de dir bocadillo sinó entrepà? I d’altra banda, si parlem de treballadors i treballadores del sector tèxtil o de l’automoció, per què no podem fer el mateix amb els treballadors i treballadores dels diferents sectors culturals.

I a què ve aquesta obsessió, us preguntareu. Doncs mireu, ve perquè estic cansada, molt cansada, d’haver de justificar un dia i un altre que la cultura ni és ni pot ser gratis perquè és l’obra, l’art i la feina de qui la crea i produeix. Sí, no em direu que no us han dit mai allò de per què he de pagar per una cançó que vull escoltar al meu mòbil si la trobo gratis a internet. I qui diu una cançó, diu un llibre, una pel·lícula… I de sobte et trobes explicant què són els drets d’autor i que qui ha creat aquesta cançó, llibre o pel·lícula viu d’això, tant ell o ella com totes les persones que treballen a la cadena de producció. I tot i així costa que t’entenguin, i et miren com si estiguessis parlant en suahili.

Estic cansada, molt cansada, d’haver de justificar un dia i un altre que la cultura ni és ni pot ser gratis perquè és l’obra, l’art i la feina de qui la crea i produeix

I per què ens passa això? Doncs perquè en el nostre marc mental (ai, el meu estimat Lakoff), no percebem el músic, l’escriptora o l’actriu com a treballadora sinó com algú que s’ho passa d’allò més bé fent el que fa, i punt. Bé, i punt no, perquè hi ha qui va més enllà i encara creu allò dels artistes com a éssers dropos, borratxos i de vida nocturna dissipada. Està clar que fins que no substituïm aquest marc mental pel real, el d’unes persones treballadores, que hi destinen hores i hores i que tenen uns drets laborals que s’han de respectar, no ens en sortirem de fer entendre que la cultura no és gratis. Evidentment, aquesta no pot ser l’única estratègia, també cal un programa educatiu clar i tantes i tantes mesures que no cabrien en aquest àtom. Però això són figues d’un altre paner, que concerneixen als governs  corresponents. Ara bé, el fet de canviar el llenguatge, i per tant resituar el marc mental, ens concerneix a cadascú de nosaltres. Ens hi posem? Comencem a parlar de treballadors i treballadores de la cultura i dels seus drets laborals?

 

Article publicat a Club Còrtum l’1 de febrer de 2021

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